Hellblade: Senua’s Sacrifice

Hellblade es una experiencia bastante interesante por Ninja Theory y un juego que definitivamente marca un antes y un después en el estudio.

Plataformas: PC/PS4 (Reseñado)/Xbox One
Desarrollador: Ninja Theory
Publishers: Ninja Theory
Lanzamiento: Abril 20/2017
Género: Acción-Aventura

En la Gamescom 2014 Dominic Mathews, productor en Ninja Theory, compartió en el blog de PlayStation las tres fortalezas que definían sus juegos: un estilo de combate frenético, el desarrollo de personajes en una historia profunda y una visión artística única. Estas directrices fueron la base de Hellblade: Senua’s Sacrifice, un título que llamó la atención por su inquietante premisa y por el “formato” en que fue promocionado: un juego independiente con los valores de producción de uno Triple A.

Desde su anuncio, este ‘Indie TripleA’ estuvo en boca de muchos por su osada propuesta y pequeño equipo de desarrollo, que no superó las 20 personas, pero también porque este título sería el resultado de la experiencia de un estudio que ha trabajado a lo largo de 14 años con títulos como Heavenly Sword, Enslaved: Odyssey to the West y DmC: Devil May Cry, por nombrar los más populares.

Y, a decir verdad, Ninja Theory cumplió. Hellblade: Senua’s Sacrifice conserva el ADN característico del estudio, pero esto no quiere decir que sea un ‘copy – paste’ de mecánicas anteriormente vistas, sino que ofrece una nueva experiencia al refinarlas y ponerlas al servicio de la historia y su protagonista.

Hellblade: Senua’s Sacrifice cuenta la historia de Senua, una guerrera nórdica que quiere llegar a Helheim para derrotar a Hela, la diosa de la muerte, para así recuperar el alma de su esposo, Dillion. Lo que hace especial a esta premisa es que se enfoca en como la protagonista debe superar sus miedos para cumplir su cometido. Se trata de un viaje de superación, duelo y autodescubrimiento, donde el combate y la violencia toman lugar, pero no resaltan sólo por el hecho de ser cruentos, sino por profundizar en la mentalidad del personaje.

Y es que Senua es una protagonista atípica. Claro, es una guerrera y sus acciones dejan ver que es también una heroína, pero no es una heroína nacida en el privilegio, sino que es una mujer que siendo frágil afronta sus temores para cumplir su cometido. Las agallas y la determinación no le faltan, aun a pesar que es atormentada por alucinaciones visuales y auditivas producto de su psicosis.

Que Senua sufra de psicosis es un elemento fundamental del juego. Esta la persigue a ella y a nosotros durante TODO el juego y la propuesta sonora es clave para representarla. Constantemente escucharemos inquietantes voces a nuestro alrededor que ocasionalmente sirven de clave para avanzar. Pero están ahí más para angustiarnos. Es por esto mismo que vale la pena seguir el consejo de Ninja Theory y jugar este título con audífonos, pues así se aprecia mejor la mezcla y se potencia la sensación de desespero. De lo contrario, no será tan efectiva y no transmitirá las sensaciones que se esperan, más que todo porque está diseñado para percibirse como susurros al odio.

Pero no es sólo el audio lo que desconcierta. A nivel de jugabilidad hay puzles que juegan con la condición mental de la protagonista, como en el tener que buscar patrones en forma de runas determinados por las tres zonas y jefes del juego, Valravn (dios de la ilusión), Surt (dios del fuego) y Fenrir, aunque estos puzles no tienen la misma efectividad que el sonido y rápidamente se vuelven repetitivos y tediosos.

Sin embargo, hay otro tipo de puzles que cambian el estilo de juego dependiendo de la zona que visitemos. En las tierras de Surtur debemos usar el fuego para progresar. En el dominio de Valravn, este jugará con ilusiones mentales que desafiarán nuestra percepción y la de Senua. Finalmente, hacía el final del título, los acertijos tratan de «superar la oscuridad». En ese sentido, es válido argumentar que hay algo de variedad… pero no por ello la búsqueda de patrones deja de ser repetitiva.

>Ahora, sin lugar a duda, la narración de Hellblade: Senua’s Sacrifice es una de sus principales fortalezas. La historia está bien conducida y enfocada, siempre fijándose en la psique de Senua y en sus emociones según progresa la aventura. Nunca se le da predominancia a la acción, aunque no deje de importar.

El sistema de combate en Hellblade: Senua’s Sacrifice es vagamente similar al de For Honor (aunque no hay un sistema de guardias alta, baja o media). Desde la tercera persona podremos ejecutar golpe un fuerte, uno débil, una patada y el bloquear. Estos comandos son los únicos que tendremos a nuestra disposición para mantener a Senua con vida, algo que con el tiempo se hará más difícil de lograr pues los combates se harán más complejos entre más se avance en la historia. No son imposibles de superar, pero cada vez requerirán de más atención y destreza para combinar los movimientos y sortear los distintos tipos de unidades que, por supuesto, también aumentan en número y clases (sencillos, con escudo, más grandes, etc).

Pero el sistema de combate no es impecable. A pesar que los comandos son claros, en sí el sistema es algo torpe y se presta para muchas confusiones, sin embargo, lo bueno de este apartado es que es coherente con la temática del juego y la personalidad de Senua, pues en ningún momento tendremos la ilusión de que somos intocables. Las batallas son tensas y cortas, pero a la vez de ritmo pausado pues hay que tener cautela. Morir no es gratis. Hellblade: Senua’s Sacrifice implementa un sistema de juego que hace al título más angustioso: sólo podemos morir un cierto número de veces. Al principio de la partida Senua será maldecida con una mancha negra en su mano derecha que se extiende cada vez que morimos. Si está llega a la cabeza, el juego se borra y habrá que empezar de nuevo. El viaje de Senua a Helheim es un tema de vida o muerte.

Puede sonar angustioso al principio, y la verdad, en cierto grado lo es. Argumentalmente tiene fuerza que la protagonista pueda morir de verdad, pero a nivel de jugabilidad, al menos en los primeros niveles de dificultad, esta tensión se diluye porque no hay peligro. Claro, es natural que la marca se extienda, pero nunca será una amenaza de verdad. Sólo en la dificultad más alta esto puede ser un problema.

En sí, Hellblade: Senua’s Sacrifice es un título que está lleno de buenas ideas bien ejecutadas. Otras no tanto.

La historia y la forma en que se desenvuelve es su mayor atractivo, pues se enfoca en desarrollar a profundidad a Senua explorando su pasado, sus emociones y su psicosis para que pueda cerrar un ciclo difícil para ella. Tiene elementos muy potentes, como el contraste entre las fases de combate y de reflexión tras la pelea contra un jefe, pues Senua debe regresar partes que ya ha explorado y la han atormentado para verlas con nuevos ojos, con un nuevo enfoque que le hace ver que hay esperanza en su futuro.

Pero a nivel de jugabilidad no es un juego impecable. Si bien el combate es sobresaliente, los puzles repetitivos solo extienden la “experiencia” más de lo necesario y no generan mayor interés.

Hellblade: Senua’s Sacrifice es un viaje completo. No me atrevo a decir divertido porque no lo es. Es agobiante, tensionante y estresante, pero ese es el objetivo de este título. Jugándolo se vive una experiencia que nos saca de la zona de confort, nos pone en los pies de alguien más que no tiene todo el control.

Puede que no sea un título perfecto, pero juegos así vale la pena darles la oportunidad por lo que representan para la industria, por el valor que tienen al ofrecer una experiencia diferente. Realmente, el único temor que tengo reside en la intención de Ninja Theory de convertirlo en una saga, pues la historia de Senua es una que concluyó muy bien como para serializarla.

Juego reseñado con una copia de Hellblade: Senua’s Sacrifice en su versión de PlayStation 4 comprada por el equipo de Nerfeados.

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