
Animal Crossing: New Horizons
Animal Crossing es un divertido juego donde la rutina que creemos alrededor de él es clave. En especial para estos tiempos de cuarentena.
Plataformas: Nintendo Switch (Reseñado)
Desarrollador: Nintendo
Publishers: Nintendo
Lanzamiento: Marzo 14/2020
Género: Juegos de Cuarentena
Creo que no hablo solo por mí cuando digo que el mundo es un lugar extraño para todos en este momento. Con un poco de incertidumbre para algunos y tiempo libre para otros, ir a nuestro lugar de ensueño suena tentador y Animal Crossing: New Horizons llegó de manera oportuna a llevarnos a una isla, que no es la de nuestros sueños, pero que con tiempo puede llegar a serlo.
En Animal Crossing: New Horizons empezaremos una nueva vida en una isla desierta. A diferencia de su anterior entrega en 3DS, no seremos el alcalde, sino un residente mas. Básicamente, haremos todo el trabajo para cementar las bases del pueblo con nuestro dinero y tiempo, a cambio del agradecimiento de nuestros vecinos y satisfacción personal.
Al llegar a la isla no contaremos con muchas posesiones personales. Empezaremos la aventura con tan solo una carpa y una cama, aunque no será por mucho tiempo. Conforme vamos haciendo crecer nuestra isla, iremos consiguiendo diferentes objetos y la posibilidad de tener una casa, la cual podremos ampliar y agregar más habitaciones. Por supuesto, estas tendrán un precio que irá subiendo con cada expansión que hagamos en nuestro nuevo hogar.
Lo más importante es crear una rutina en Animal Crossing, ya que día a día irán aumentando las cosas que hacer porque al amanecer reaparecen muchos recursos en la isla. Dentro de estas cosas nuevas, estarán en el mapa las estructuras que pongamos a construir el día anterior como puentes, rampas, nuestra casa e incluso tiendas, entre otros establecimientos.
Con el tiempo, nuestra isla será más explorable y con esto también empezarán a llegar visitantes. Algunos querrán quedarse, otros vendrán porque en nuestros viajes los invitamos. Ir llenando nuestra isla con variados personajes le dará más vida y personalidad a este espacio que solía estar desolado.
No solo habrá comodidades y residentes nuevos, muchos de nuestros recursos son limitados en nuestra isla de manera diaria. Algunos objetos –metales, piedras, frutas, fósiles, entre otros– aparecerán en diferentes sitios de nuestra isla y tendremos que buscarlos y recolectarlos porque son una gran parte de la economía y creación de objetos en el juego.
El sistema DIY (Do It Yourself) o hazlo tu mismo, trae a la mesa la posibilidad de crear una gran cantidad de objetos de utilidad y personalización para nuestro pequeño mundo. Objetos pequeños como una silla de madera o incluso un gran robot están dentro de nuestras opciones. Eso sí, entre más raro sea lo que queramos crear, más materiales difíciles de conseguir necesitaremos.
Aunque suena como algo perfecto, esto de crear objetos a nuestra conveniencia no lo es del todo. Como mencioné antes, también podemos crear algunos objetos útiles como las herramientas. Lo único malo de algunas de estas es que no son permanentes y con el uso se romperán. Y créanme, pasa con bastante frecuencia. Lo cual nos obliga a crear una nueva constantemente porque sin importar los materiales que usemos, eventualmente se romperán.
Ahora sí, entrando en la economía del juego, encontramos que esta entrega no tiene solo una forma de moneda, si no dos. Una son las tradicionales Bells, el dinero comúnmente usado en la franquicia. La segunda, que es introducido en New Horizons, se llama NookMiles y es básicamente un sistema de puntos que nos permitirá canjear elementos con nuestro mapache capitalista, Tom Nook. Para obtener cada una de estas monedas tendremos que realizar diferentes acciones. Cabe aclarar que algunas de estas estarán entrelazadas.
Comencemos por las bells. La manera más común de conseguirlas es vendiendo objetos en la tienda de la isla. Esto es bastante simple, ya que podemos vender cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa es literal porque hasta un manojo de pasto nos puede generar ganancia. También existe una manera más compleja y apetecible para poder conseguir bells en el juego. Cada domingo en la mañana, aparecerá un personaje en nuestra isla llamado Daisy Mae y nos ofrecerá nabos, lo cuales pueden llegar a valer una fortuna eventualmente. Cada día, el precio de estos irá variando. Puede que valgan menos o más del precio al que lo compramos, así que hay que ser inteligente en la manera en que manejamos nuestras finanzas con estas ventas.
Este método no solo aplica para nuestra isla. Los nabos tendrán un precio diferente para cada persona, lo cual incentiva a visitar a nuestros amigos y hacer uso del sistema online del juego, puesto que podemos usar la tienda de ellos para vender nuestros nabos a un mejor precio de ser posible. Es muy interesante ver la economía que esto ha creado en diferentes comunidades alrededor del mundo, en la que puede llegar a involucrar dinero real a cambio de la venta de nabos o de residentes de la isla.
La otra moneda de cambio en New horizon, NookMilles, se obtiene de forma diferente. Básicamente, tendremos un set de tareas y acciones a cumplir durante nuestro tiempo de juego: cortar árboles, vender fruta, crear objetos, entre otras actividades. Estas nos irán dando puntos. Las primeras actividades del día nos darán un bonus multiplicador de 2 a 5 veces más de lo habitual. Hacer todas esas tareas puede tornarse repetitivo rápidamente. De hecho, más que hacer las actividades porque sea algo divertido, el jugador lo hace más por la necesidad de conseguir bells o Milles.
Otras instalaciones que tenemos en el juego son el aeropuerto y el museo. El aeropuerto, como su nombre lo indica, nos permitirá viajar a otras islas. Podremos viajar a islas aleatorias del juego con un ticket comprado con Nookmilles –en la que podremos invitar algunos personajes a nuestra isla– o a islas de nuestros amigos a las que hayamos sido invitados o viceversa.
El museo por su parte actúa como una colección de criaturas u objetos que hayamos encontrado, capturado y hayan sido donados para ser exhibidos. Un atractivo de este lugar es ver fósiles en los salones del museo. Es aun más interesante conocer la historia de esto a través del encargado del museo, un búho que tiene algo de miedo a los insectos llamados Blathers.
Algo que cabe mencionar es que cada temporada del año afecta al juego y cada mes podrán aparecer pescados, insectos y vegetación diferente. Esto no solo se presta para darle variedad y mayor jugabilidad, también funciona a la perfección para realizar eventos de temporada como el de pascua que vimos recientemente.
Animal Crossing: New Horizons no es un juego para todos, es un juego para relajarse haciendo tareas simples y dándole nuestro toque y personalidad a un mundo que será lo que nosotros queramos que sea. Puede llegar ser repetitivo pero la recompensa de tener un espacio propio que podamos ver y alardear de haber construido es gratificante.
Reseña hecha con una copia de Animal Crossing: New Horizons para Nintendo Switch provista por Nintendo Latinoamérica