Assassin’s Creed Valhalla: Dawn of Ragnarok

Dawn of Ragnarok logra ser una expansión más interesante, pero sus personajes no logran ser carismáticos para cargar toda la narrativa.

Plataformas: PS5 (Reseñado)/PC/PS4/Xbox One/Xbox Series S|X
Desarrollador: Ubisoft Sofia
Publishers: Ubisoft
Lanzamiento: Julio 23/2021
Género: El Ragnarok que no es de Thor

Assassin’s Creed: Valhalla con el tiempo se ha hecho más extenso gracias a diversos DLCs enfocados en expandir la historia de Eivor. Wrath of the Druids y Siege of Paris presentaron lo que sucedía con este personaje tras los eventos de la campaña principal, sin embargo, su nueva expansión toma un giro abrupto al alejarse de esa línea argumental para explorar una historia en una época distinta: la de los dioses nórdicos.

Dawn of Ragnarok continúa con los eventos vistos en una parte de la campaña principal cuando exploramos Asgar y Jotunheim. Aquí tomamos control nuevamente de Havi (Odín), que tiene la misión de rescatar a su hijo Balder de las manos de Surt, el rey de Muspelheim, que lo ha secuestrado tras una cruenta batalla.

Su búsqueda lo lleva a Svartálfaheim, el reino de los enanos, que ha sido invadido tanto por el ejercito de Surt, como por guerreros de Jotunheim, por lo que su misión se hace cada vez más clara: para llegar a su hijo, primero tiene que ayudar a los habitantes de dicho reino.

Visualmente Svartálfaheim es impactante y al ser un mapa más pequeño no abruma como lo hacía Inglaterra, sin embargo, al ser el tercer DLC de Valhalla ya no genera tanto interés dado que la mayoría de sistemas de exploración y combate son los mismos a los del juego base, por lo que gran parte de la experiencia se va en develar torres, liberar campamentos, completar ‘raids’ y buscar objetivos ocultos para asesinar.

Tampoco ayuda que Havi, pese a ser Odín, esté escrito como un protagonista cuyo único propósito sea la venganza, no al menos de la forma en que se hizo porque es difícil separarlo de ciertos estereotipos ya gastados en la industria.

Hay momentos en la historia en que sus acciones son altamente cuestionables, pero se presentan como victorias cuando son eventos terribles y si a ello le sumamos la ausencia de personajes carismáticos en el reparto no hay mucho que rescatar.

Por fortuna este es un DLC que no es tan extenso, ya que tiene una duración de más o menos 15 horas, aunque naturalmente ese tiempo se puede duplicar dada la cantidad de actividades secundarias que hay por todo Svartálfaheim. Aunque nuevamente hay que tener en cuenta lo repetitivo que puede llegar a ser.

Ahora bien, esto no quiere decir que Dawn of Ragnarok no traiga nada nuevo sobre la mesa, y es que fuera de los nuevos talentos para el árbol de desarrollo de Havi, que a fin de cuentas es el mismo de Eivor, también trae el ‘Rasgahugr’, un artefacto místico forjado por enanos que permite usar temporalmente las habilidades de los Muspel y los Jotun.

Este es un elemento vital para el gameplay ya que estas razas tienen talentos únicos que podemos absorber, lo cual nos permite caminar sobra lava y pasar desapercibidos (al menos entre Muspels), teletransportarnos (siempre que haya un ‘gancho’ que funciona como objetivo), volar, congelar enemigos y hasta revivir oponentes caídos para que luchen de nuestro lado por un tiempo (o hasta que mueran nuevamente).

Dichos talentos son bastante útiles, pero el ‘Rasgahugr’ solo permite que tengamos dos al tiempo sin posibilidad de asignarlos como las habilidades básicas de Havi/Eivor, por lo que si reemplazamos uno tendremos que buscarlo nuevamente cuando sea necesario.

Es un sistema algo torpe porque si bien hay momentos en los que no es difícil encontrar ciertas habilidades, a veces cuando se necesitan con prisa hay que desplazarse bastante para dar con una fuente que la tenga.

Eventualmente la capacidad del ‘Rasgahugr’ se puede aumentar a 3 y eso ayuda a que haya una mejor administración de estos talentos, pero el que se dependa de encontrarlos en el ambiente no permite explotar su potencial, sino que se presta solo para tener los necesarios y nunca cambiar.

Otro elemento problemático según la perspectiva es el nivel y el equipo para el combate. Al igual que sucedía en Assassin’s Creed: Odyssey, aquí hay armas que están ‘rotas’ y muchas de ellas son de fácil acceso en previos DLCs, por lo que si se tiene una de estas la experiencia puede ser más monótona al simplificar todas las fases de combate.

En ese caso, es recomendable ‘nerfear’ a Havi para que los enfrentamientos no se resuelvan con tan solo hacer presencia.

Assassin’s Creed: Valhalla – Dawn of Ragnarok es un DLC competente, pero que a estas alturas se siente bastante repetitivo. Si bien es cierto que explora más del lore de los Isu así como de la mitología nórdica, hay poco que agregar a una historia que ya vio su cierre.

Desafortunadamente en términos de gameplay tampoco trae elementos que radicalmente cambien cambien o beneficien la experiencia y eso hace que al final se sienta “más de lo mismo”.

Reseña hecha con una copia de Assassin’s Creed: Valhalla – Dawn of Ragnarok para PlayStation 5 provista por Ubisoft Latinoamérica.

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